Hace ya 50 años que se sabe que el tabaquismo es dañino para la salud del fumador. Sin embargo, recién a mediados de los años 80 se empezó a alertar a la población de que la exposición de los no fumadores al humo de tabaco ajeno era un factor de riesgo para varias enfermedades, algunas de ellas mortales.

El informe del Cirujano General de los Estados Unidos del 2006 revisa el informe original de 1986 y muestra que NO existe un nivel seguro de exposición y que, a mayor exposición mayor riesgo de sufrir enfermedades y/o muerte. Haga clic acá para leer el resumen del informe en español.

Cuando una persona fuma, libera en el ambiente unas 7500 sustancias tóxicas. Estas sustancias incluyen metales pesados, materiales radioactivos y unas 70 sustancias que pueden producir cáncer en las personas susceptibles. Este humo, llamado humo de segunda mano, afecta la salud de todos los que están expuestos. En los últimos años se agregó el concepto de humo de tercera mano, que es aquel que describe la invisible mezcla de gases y partículas que permanecen adheridas al pelo y la ropa de los fumadores, a los muebles y a las alfombras o tapizados luego de que el fumador ya ha apagado su cigarrillo. Algunas de estas sustancias, incluyendo las que producen cáncer, pueden permanecer MESES después de que se ha ventilado la habitación donde se estuvo fumando, mismo si se abren las ventanas!!

Todas las personas expuestas sufren la exposición al humo de tercera mano pero, los niños menores de edad que gatean, son los másperjudicados por este tipo de humo. Estos niños pequeños, tocan e incluso se tragan estas sustancias cuando gatean o juegan en el piso.

Por esto, fumar “solo” en una habitación de la casa y abrir la ventana, o fumar solo “cuando los niños no están en casa” NO protege a los niños ni al resto de la familia de los efectos dañinos del humo.

La única manera de proteger a su familia de los efectos del humo del cigarrillo en la salud es que su casa y su auto sean 100% libres de humo de tabaco, sin excepciones. Haga clic acá para ver los consejos del Ministerio de Salud de la Nación sobre hogares libres de humo (http://www.msal.gov.ar/tabaco/index.php/informacion-para-ciudadanos/ambientes-libres-de-humo/hogares)

La exposición al humo de tabaco puede causar efectos inmediatos o a largo plazo.

Los efectos inmediatos son similares en niños y en adultos e incluyen irritación de los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones. En algunos casos puede producir dolor de cabeza, náuseas y mareos.
Los efectos a largo plazo son distintos en adultos, embarazadas y niños

En adultos:
La exposición al humo de tabaco se asocia con complicaciones respiratorias; distintos tipos de cáncer, principalmente de pulmón y enfermedad cardiovascular.

La exposición al HAT aumenta un 20-30% el riesgo de cáncer de pulmón y de enfermedad coronaria en no fumadores.Está demostrado que, a mayor tiempo de exposición, mayor riesgo. Por esto, las personas que conviven con fumadores y aquellas que trabajan en lugares donde se permite fumar son las que presentan mayor riesgo. En las mujeres, estar expuesta al humo de tabaco ajeno aumenta también el riesgo de cáncer de mama.

En embarazadas
Las embarazadas no fumadoras expuestas al humo de tabaco pueden tener problemas en el embarazo. Existe evidencia suficiente de que la exposición al humo de tabaco en el embarazo se asocia con recién nacidos de bajo peso.  Se sugiere también que puede producir mayor riesgo de malformaciones congénitas, riesgo de una cabeza más pequeña,  partos prematuros y muerte fetal. Por estos, es muy importante que la embarazada viva y trabaje en lugares libres de humo.

En los niños
Los niños pueden estar expuestos a los tóxicos del humo de tabaco desde el momento de la concepción. El monóxido de carbono, la nicotina y muchas otras sustancias tóxicas (mercurio, cadmio o plomo, entre otros) pasan al feto a través de la placenta, reduciendo la llegada de oxígeno, acelerando su ritmo cardíaco y alterando el crecimiento y el desarrollo normal de algunos órganos como el cerebro y los pulmones.

Los hijos de madres que fuman en el embarazo tienen mayor riesgo de nacer con bajo peso que los hijos de madres no fumadoras. El peso al nacer es un factor crucial en el pronóstico de los recién nacidos. Estudios recientes muestran que los prematuros y/o recién nacidos de bajo peso tienen mayor riesgo de trastornos metabólicos (obesidad, diabetes, por ejemplo) durante la edad adulta. El consumo de tabaco durante el embarazo se asocia también con mayor riesgo de muerte perinatal incluyendo el síndrome de muerte súbita del lactante,  alteración en el desarrollo del cerebro (que estaría relacionado con un mayor riesgo de trastornos de aprendizaje y de conducta en la niñez y adolescencia) y algunas malformaciones congénitas (labio leporino y paladar hendido y defectos en el corazón). Además, a largo plazo  aumenta el riesgo de que los hijos sean fumadores al llegar a la adolescencia.

Los niños respiran más rápido que los adultos y aspiran más productos químicos nocivos por kilogramo de peso por esto la exposición al humo de tabaco en el ambiente es particularmente dañina en ellos. Los niños expuestos al humo en sus hogares tienen mayor riesgo de tos crónica, disminución de la capacidad de sus pulmones, más episodios de asma, bronquitis, neumonía y otitis.   También aumenta el riesgo de padecer el síndrome de muerte súbita del lactante (principal causa de muerte en el primer año de vida) que ya está de por si aumentado si la madre fuma en el embarazo.

Algunos estudios sugieren que los hijos de padres fumadores tienen también mayor riesgo de

  • internaciones por problemas respiratorios.
  • alergia a los alimentos,
  • problemas en la piel.
  • caries,
  • ausentismo escolar (faltan seis veces más a la escuela que los hijos de no fumadores y van al médico con más frecuencia).
  • cáncer de pulmón y de vejiga en la edad adulta